Un sábado azul: Taller de cianotipia

El sábado 19 de septiembre de 2020 volví al «cole», asistí un curso presencial. ¡Los echaba mucho de menos! Echaba de menos el reunirnos para hablar de fotografía, para reírnos y para aprender. Además fue un taller donde podíamos mancharnos las manos y descubrir la magia de lo imperfecto, de lo imprevisto.

Maddi Trutxuelo nos impartió un curso muy completo. Con la humildad que le caracteriza nos trajo unos apuntes estupendos, nos contó sus secretos y nos enseñó lo que le funcionaba a ella. Yo trabajaba así que me perdí la mañana, pero después de comer me dio una clase acelerada. A la mañana pudieron hacer cianotipias con la luz del sol, como se nubló, las mías las hice con unas lámparas de rayos UVA. El domingo probé a hacerlas con el sol y quedan muy bien pero es cierto que si quieres hacer unas copias más precisas las lámparas te dan mayor control.

Esta técnica te da una libertad increíble: los soportes pueden ser muy diferentes, lo expuesto va desde acetatos con negativos a plantas, objetos posados sobre la superficie a imprimir, se pueden teñir, virar… Maddi hace unas cianotipias sobre telas de hilo antiguas que me tienen enamorada. Lo más divertido de la cianotipia es el poco control que tienes. Esto pudimos verlo muy bien en el taller. Todas usamos el mismo líquido, los mismos papeles, los mismos acetatos, los mismos baños de agua, las mismas cubetas pero los colores que iban saliendo eran completamente diferentes. ¿Por qué? Nadie lo sabe. Y eso es lo divertido; en este mundo en que buscamos la perfección, lo pulido y acabado descubrir que se puede jugar y equivocarse, conseguir imágenes irrepetibles y únicas es un descanso para el alma.