Soy una acumuladora compulsiva. Guardo papeles, recuerdos, cachivaches que creo que me servirán para crear algo, bonobuses, carnets de actividades que dejé hace tiempo, llaves que ya no abren nada…
Después de vaciar la casa de mi abuela y de una de mis tías abuelas me ha dado por hacer limpieza en casa. Y entre los tesoros que he encontrado, porque alguno hay entre tanta porquería, han aparecido papeles fotográficos y una caja de película en blanco y negro del año de la polka. Tanto que la película es Made in Yugoslavia. Calculo que tendrán unos veinticinco años.
Hace unos meses creo que los hubiese tirado, pero después de un par de talleres con Juanan Requena, uno con Ricardo Montesdeoca donde disfruté en el laboratorio de la compañía de Nagore Legarreta me he animado a desempolvar los apuntes de revelado y empezaré a experimentar. Esto es lo bueno de la fotografía, nunca se agotan las formas de enfrentarse a ella.