Una vida inventada 3

Soy Josephine Wynder, nací en Ambleside. Mi padre comerciaba con lana y esperaba tener un hijo varón para que siguiese con el negocio. Pero tuvo mala suerte, somos cinco hermanas. Yo soy la pequeña y siempre me gustó acompañarle al mercado, a los almacenes, ir a Escocia donde comprábamos la mayoría de nuestra lana. Allí me dí cuenta de que los que más ganaban eran los que vendían los tejidos, así que que le convencí a mi padre y empezamos con un par de telares en el salón de casa.

Como somos un pueblo muy pequeño, nos conocemos todos. Después de acudir a una de las conferencias de Harriet Martineau se me ocurrió la idea de que su microgranja y las de su asociación nos vendieran en exclusividad la lana de sus ovejas y así nosotros la tejíamos. Nosotros nos ahorrábamos muchos viajes y ellos se aseguraban un precio mínimo por su trabajo. Al principio hacíamos tejidos de lana lisos pero gracias a que estamos al lado de Escocia nos hemos especializado en tela de tartán.

No me casé aunque he tenido muchos pretendientes, al principio les parece muy bien que yo trabaje pero según pasan los meses se vuelven más celosos y siempre me preguntan si tengo que trabajar tanto, si tengo que viajar yo sola… Así que decidí dedicarme al trabajo y a mí misma. Y si quiero vida de familia no tengo más que visitar a mis hermanas. Con gran alegría por mi parte un par de mis sobrinas tienen madera de empresarias y son de las primeras mujeres que han estudiado en la Universidad de mi ciudad. Sueño con un mundo donde no se nos señale a las mujeres por haber elegido trabajar y ocuparnos menos de nuestra familia.