Me llamo Alice Toussaint. Nunca pensé que el ser medio francesa medio alemana me iba a venir tan bien. Cuando empecé a buscar trabajo, Metz, mi ciudad, estaba adscrita al imperio alemán. Así que aunque la mayoría de la gente hablaba en francés, la escuela utilizaba el alemán como lengua curricular. Y como yo era bilingüe encontré fácilmente trabajo en una escuela. Me ocupaba de niños de seis, siete años. Pasados unos pocos años me convertí en la directora. Es un trabajo que me apasiona.
El mes pasado me casé con Louis, mi compañero de correrías en los años del colegio. ¡quien me lo iba a decir! Y lo divertido es que él es profesor en mi escuela y está a mis órdenes. Ultimamente me habla mucho de una de sus alumnas, Hélène Studler. Aunque es de Amiens por deseo de su padre vino a estudiar a Metz. Sus padres piensan que dominar dos idiomas es una buena idea para una señorita. Y con lo espabilada que es , creemos que hará algo importante. El futuro lo dirá.
Mi abuelo trabajaba en un viñedo donde producían Tokay d’Alsace. Era un verdadero apasionado. Cuando yo era pequeña me sentaba con él en un cuarto pequeño que tenía lleno de papeles y él me explicaba las diferencias de las uvas, su cultivo, los vinos que producían. Tenía un don especial y todas esas historias eran para mí cuentos mágicos que podía escuchar una y otra vez. Cuando murió, me dí cuenta de que gracias a él controlaba muchísimo el mundo del vino.
En la escuela vimos que había niños que no iban a poder estudiar secundaria porque tenían que ayudar en su casa. Dándole vueltas a una posible solución, una noche lo tuve claro: ¡Aprenderían para poder trabajar en los múltiples viñedos que hay en la región! Creo que somos la primera escuela con una enseñanza dirigida al mundo profesional. Estoy muy orgullosa de ello.
