En el libro de Stefan Zweig, «El misterio de la creación artística», se recogen dos cartas donde el autor cuenta a su primera esposa el recibimiento que tiene en Argentina, la conferencia que dio en Buenos Aires en octubre del cuarenta y un par de «artículos»; uno es una elegía al poeta austríaco Hugo Von Hofmannsthal y el otro es el retrato de Arturo Toscanini, músico y director de orquesta.
Aunque como siempre todo es muy interesante lo que aquí me trae es la conferencia que dio en Buenos Aires y en otras ciudades argentinas. En esta charla como un detective intenta encontrar el patrón para la creación artística. Pero es tan difícil que en un momento dado piensa en voz alta que la conferencia debería llamarse los mil misterios de la creación artística.
Empieza comentando que se escribe, se pinta y se componen un montón de obras pero unas pocas son las que llegan a ser obras de arte. Por su singularidad, por la forma de hacer. Intenta saber cual es la fórmula acercándose a los propios artistas pero se da cuenta de que estos no son una fuente fiable. El artista crea cuando está fuera de sí, no se observa mientra crea.
Así que intenta investigar buscando los bocetos de diferentes obras. Y aquí se da la paradoja de que existen artistas de dos clases: el que pare directamente su obra sin necesidad de buscar combinaciones y el que empieza con una parte de la obra y después de mucho esfuerzo consigue la perfección. Pero en un mismo artista también se dan los dos procesos. Dice: «La fórmula verdadera de la creación artística no es, pues, inspiración o trabajo, sino inspiración más trabajo, exaltación más paciencia, deleite creador más tormento creador.» Así que al final tampoco consigue aclararnos nada.
Es un libro cortito que se debe convertir en indispensable en la biblioteca de cualquier creador.
